La Doncella Roja: final con otra mirada. Relato 1.

- Por Martina M. R., 2do año 2020 -

Saco mis manos aun rojas por el achiote de mi cara, el dolor de mí estómago rojo había desaparecido. Ya me encontraba en la cima del Apu, la nieve ya no me cubría, el frio desapareció, me había vuelto sagrada. El mensaje ya llegó a los dioses, ahora formo parte de ellos. ¿Me dejaron mi collar de ámbar? Desde la parte más alta del Apu, pude ver cómo dos personas se acercaban a mi tumba, cargando algo escondido entre una manta familiar. Decidí bajar más para poder ver mejor lo que pasaba. ¿Quiénes eran? ¿Qué hacían a esta altura de la montaña? Mi halcón seguía conmigo observando todo desde la cima de la montaña, él también bajó conmigo para ver qué sucedía. Al acercarme más a ellos pude ver qué llevaban en la manta, era yo, con mis manos rojas aun cubriendo mí rostro, me sorprendí y al mismo tiempo me asusté, el miedo que me dejó volvió nuevamente. ¿Dónde está mi collar de ámbar? Las personas que me trajeron al Apu comenzaron a excavar, parece que quieren devolverme a mi tumba o eso creo.

Al terminar de excavar la nieve que tapaba mi tumba, acumulada por la tormenta que recientemente había terminado, ellos me cubrieron con una manta de colores magentas, verdes y naranjas, era mi manta favorita, la misma que cosí cuando estaba en el Acllahuasi, luego me colocan mi collar de ámbar, casi idéntico al que mi madre me regaló cuando nací para no tener más miedo, aunque este tenía una correa de plata con forma de lágrima. Pude ver que en mi ajuar no se encontraba ninguno de los regalos que me habían dado antes de formar parte del mundo de los dioses. ¿Qué paso con las cosas que se encontraban allí? De todas formas, no me molestaba no tener ninguna de esas cosas, tenía mi collar de ámbar, ya no sentía miedo. Mi halcón se mantuvo a mi lado.

Luego de que me colocaran en mi tumba, pude sentir cómo el universo dejó de moverse, el círculo del tiempo por fin se había cerrado. Podía continuar junto a los dioses. No podía dejar que estas personas bajaran sola la montaña, por eso decidí acompañarlas hasta los pies de la montaña para ver que llegaran sin ningún problema. ¿Quiénes eran? ¿Por qué tuvieron que devolver mí cuerpo a la tumba? No lo sabía, probablemente pase tiempo hasta que descubra el por qué a mis preguntas. Pero ya me sentía más segura, tenía conmigo el collar de ámbar. Nuevamente me dirigí hacia la cima de la montaña. Mi halcón, que hasta ese momento se mantuvo cerca de mí, se quedó unos segundos más junto a mí y luego abrió sus alas y comenzó a alejarse lentamente mientras todo volvía a oscurecer.

Este texto surgió en las clases virtuales, en plena pandemia por CoViD-19. La consigna era reescribir el final desde el punto de vista de Sarac Ahuan, la "Doncella Roja", una de las protagonistas de la novela de Sandra Siemens.

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