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La Doncella Roja: final con otra mirada. Relato 5.

- Por Magalí G.F. , 2do año 2020 - Regresé a mi hogar sagrado. El Apu estaba esperando mi regreso, al igual que yo estaba esperando reencontrarme con él. El universo volvió a orbitar en donde correspondía, eso siento, lo sé. Mi pueblo, mis orígenes e historia están en su lugar. No los olvido, jamás lo haría. Sin ellos no soy nada y mi mensaje no llegaría a los Dioses. El Apu me acompaña. Mi halcón me lo recuerda, lo estoy esperando. Es parte de mí y sé que llegará. No podría estar sin él. Volví a mi hogar sagrado, no tuve miedo. Tenía mi collar de Ámbar, estaba segura y protegida. No era el mismo con el cual me adormecí, pero era exactamente igual. Ambos me daban la misma protección y seguridad. Quien me lo haya dado, tenía el mismo amor por él que yo. Estamos conectadas por medio de él, eso siento. Con el collar de Ámbar me siento segura y sin miedo de actuar. Apu, estoy de vuelta y vengo para quedarme. Hace frío. Mi manto de alpaca me calienta. Me recuerda a mi pueblo, mis orígenes.

La Doncella Roja: final con otra mirada. Relato 4

-  Por   Julieta C. , 2do año 2020 - Hace frio y está oscuro, no logro identificar las diferentes ofrendas que dejaron conmigo. Tampoco tengo mis mantos pero mi pelo sigue trenzado. ¿Ya habré llegado con los dioses? Sin embargo, aún sigo en la montaña. El sapo de oro que tiene el mensaje de los dioses no está conmigo. ¿Me quitaron mi collar de ámbar? Puedo escuchar unas voces, no sé de quiénes son. Parece que tienen frío también, pero no entiendo muy bien qué dicen. ¿Qué pasó con mi manto de lana de alpaca? Logro distinguir algunas palabras, parece que estamos subiendo una montaña. ¿Es decir que ya no estoy en mi tumba? Ya no escucho nada más aparte del sonido del viento, aquellas voces se quedaron en silencio. Pasó un largo tiempo desde que se quedaron en silencio, pero volvieron a hablar. Ahora sé sus nombres; una de ellas se llama Teresa, y el segundo Manuel. Parece que quieren devolverme a mi tumba. ¿Mi halcón estará llegando? Escucho algunas pisadas, parece que uno de ellos se est

La Doncella Roja: final con otra mirada. Relato 3.

- Por Mía S. , 2do año 2020 - ¿Qué está ocurriendo? Algo no está bien, ya no me encuentro con los Dioses ¿Qué pasó? Tengo frío, más frío que antes, mi manto ya no me cubre y mi cuerpo que descansaba de forma pacífica en mi tumba se enfría cada vez más. Eso no es lo único que cambió, todo es diferente, tengo miedo, ya no me siento segura, me estoy moviendo ¿Hacia dónde me estaré dirigiendo? No soy la única que se mueve, el universo se mueve conmigo, o, mejor dicho, sin mi presencia. ¿Qué está ocurriendo? Escucho sus voces, siento sus preocupaciones, percibo su emoción, comparto su miedo. A pesar de esta incertidumbre, a pesar del fuerte frío que solo aumenta, a pesar del miedo que me abruma, puedo sentirlo, siento cómo me acerco a donde debo estar, ¿me están llevando?, ¿o me están devolviendo? Puedo escuchar el rugido de la montaña, sus vientos se han calmado, veo que dejaron sus ofrendas y ella les ha permitido avanzar. Son buenas personas, lo sé. Escucho sus voces, lo único que calma

La Doncella Roja: final con otra mirada. Relato 2.

- Por Victoria T.A. , 2do año 2020 - ¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi halcón? Mi halcón es mi protector. Un mensaje de los dioses. Me avisa qué va a suceder. Me dice quién soy. Nació conmigo o yo nací con él. Ronda por mis sueños desde que soy una niña. Es parte de mí. Sujeto mi collar de ámbar con ambas manos. Parecido al que me había dado mi madre al nacer, para que nada malo me ocurriera. Me protege. La manta de alpaca otra vez me abriga. Ya no tengo frío. Ya no tengo miedo. Todo es como debía ser. El enterratorio ya no está lleno de ofrendas. No veo la estatuilla roja. Ni las piedras preciosas. No veo el hamp´atu de oro. Veo a mi alrededor. ¿Dónde estoy? Estoy donde debo estar. Estoy junto a los dioses. Junto al Apu. Estoy del otro lado. Pero mi halcón no llega. ¿Dónde está mi halcón? Echaez Tem? / ¿Quién eres? Mi halcón no había llegado. Cerré los ojos. Echaez Tem? / ¿Quién eres? Sé quién soy. Soy Sarac Ahuan. Soy la elegida. Soy sagrada. Soy parte de los dioses. Aquí estoy. Finalment

La Doncella Roja: final con otra mirada. Relato 1.

- Por Martina M. R. , 2do año 2020 - Saco mis manos aun rojas por el achiote de mi cara, el dolor de mí estómago rojo había desaparecido. Ya me encontraba en la cima del Apu, la nieve ya no me cubría, el frio desapareció, me había vuelto sagrada. El mensaje ya llegó a los dioses, ahora formo parte de ellos. ¿Me dejaron mi collar de ámbar? Desde la parte más alta del Apu, pude ver cómo dos personas se acercaban a mi tumba, cargando algo escondido entre una manta familiar. Decidí bajar más para poder ver mejor lo que pasaba. ¿Quiénes eran? ¿Qué hacían a esta altura de la montaña? Mi halcón seguía conmigo observando todo desde la cima de la montaña, él también bajó conmigo para ver qué sucedía. Al acercarme más a ellos pude ver qué llevaban en la manta, era yo, con mis manos rojas aun cubriendo mí rostro, me sorprendí y al mismo tiempo me asusté, el miedo que me dejó volvió nuevamente. ¿Dónde está mi collar de ámbar? Las personas que me trajeron al Apu comenzaron a excavar, parece que q

2°B 2020 escribe microficciones

Autopsia (Por Valentina R., Milagros B., Milagros M. y Lourdes G.) Un lunes, empecé con mi día de trabajo habitual. Me tocó hacer el estudio de un hombre que había sufrido un accidente de auto. Hice la autopsia y el informe. Regresé a mi casa, al llegar nadie advirtió mi llegada, todos estaban llorando. Fui a mi habitación y me vi en la cama inmóvil y pálido. Recordar no es una opción (Por Julieta Y., Francisco B. y Conrado L.R.) Apoyada en la mesa con el mate en la mano se dijo: “la muerte de mi esposo me tiene mal, debería deshacerme de todo aquello que me hiciera recordarlo”, mientras miraba fijamente a su hijo andando en bicicleta. La cárcel (Por Ignacio P. y Lautaro M.) Era la mañana más aburrida de mi vida tras las rejas, no soportaba más estar ahí. Tenía que idearme un plan para escapar de ese sucio lugar. De pronto sonó el timbre y los niños empezaron a salir corriendo, una señora se me acerca y me dice: “eres libre”. El ruido de un trueno (Por Valentina R., Milagros B., Milag

2°A 2020 escribe microficciones

Casa tomada (Por Julieta C., Magalí G.F. y Pablo L.) Era media noche y las casas estaban de fiesta. Entre copas y copas terminó tomando de más. Empezó a caminar por todo el barrio haciendo mucho lío y cosas vergonzosas. Las casas vecinas no sabían cómo controlarla.  Hora del té (Por Julieta C., Magalí G.F. y Pablo L.) Alicia invitó al conejo blanco a tomar el té. Su madre le advirtió que el conejo nunca llegaría, pero ella no la escuchó. Llegó el día y el conejo nunca apareció. Una vez más, Alicia pasó la noche en el psiquiatra. ¿Pegamento?   (Por Josefina G., Sol G. y Lola P.) Estaba tranquilamente escuchando la radio en la cocina de mi casa, cuando de la nada oí un golpe muy fuerte, como un portazo, me asusto y rápidamente agarro un cuchillo que tenía al lado mío. Me dirijo hacia la puerta y... ¿estaba pegada? ¿Con pegamento? Y, lo más importante, esta puerta ayer no estaba…  Un gran paso para el rating (Por Martina M.R., Ezequiel S.D. y Mia S.) Un pequeño paso para el hombre y un gr

NN

Por Rocío Ortega Torres , Luz Salina , Valentino Di Lauro y Luciano Macía . Abrí con pesadez los ojos, sintiendo los rayos de luz solar colarse por las rendijas de la persiana y golpear en mis párpados con hostilidad. Por reflejo, llevé un brazo a mi rostro, cubriéndolo con molestia. Intenté incorporarme, pero un profuso dolor en cada músculo de mi cuerpo me obligó a caer. Definitivamente, debía dejar el rugby. Lo llevaba fatal. Finalmente, conseguí salir de la cama y me dirigí al baño a un ritmo lastimoso. No me tomé la molestia de encender la luz, pues era suficiente con la que entraba por la pequeña ventana de la habitación. Abrí la ducha, mas sólo cayeron unas pocas gotas. Revoleé los ojos, irritado. No era la primera vez que me quedaba sin agua y ya comenzaba a fastidiarme, agregándole, claro, que hoy tenía una cita médica y no podía ir sin bañarme. No obstante, me di por vencido al ver que, aun ajustando cada una de las canillas, el agua no se dignaba a salir. Mi mal humor

Poemas del Bicentenario

Para conmemorar los 200 años de la Independencia de nuestra Patria, lxs chicxs de 2do año incursionaron en el "cadáver exquisito", una creación poética colectiva que proviene del movimiento surrealista francés. Aquí compartimos los poemas que surgieron de la ronda de escritura. ¡Viva la poesía, viva la Patria! Los poemas de 2do año "B": La Patria Desde lo lejos la vi flamear, celeste y blanco eran sus colores. La Patria también es un símbolo de paz y unión entre diferentes países. Cada uno de ellos además tiene su propia bandera, que es su propio símbolo. En estas fechas usamos la escarapela con la que nos identificamos, demostrando ser argentinos. Estoy orgulloso de serlo, canto con amor mi himno, miro fijamente la bandera con una mano en mi corazón. Me entusiasmo cuando llega la hora de hacerle honor. Un sentimiento que compartimos: el de amar a nuestra bandera, un orgullo para todos nosotros. También la escarapela

La leyenda de Selene e Ismeno

Por Rocío Ortega Torres y Lola Salina Selene, la luna, observaba la Tierra desde su posición en lo alto del cielo. Desde allí iluminaba con su pálida luz hasta el último rincón. Una noche, divisó en el claro de un bosque a un grupo de jóvenes en estado de ebriedad. Entre ellos había un muchacho que se destacaba por su larga cabellera negra atada con un cinto de cuero y unos poderosos ojos azules. Selene se enamoró perdidamente de él y de su nombre, Ismeno, que había sido enunciado por uno de sus compañeros. Al otro lado del bosque se encontraba un profundo río, el cual los jóvenes no habían advertido. La luna se desesperó, pues no quería que le ocurriera nada a su amado, sin embargo, éste no se encontraba en el mismo estado que sus compañeros y pudo alejarlos del peligro e incluso admirar la belleza del lugar, iluminado por la luz de Selene. Desde entonces, el muchacho cada noche regresaba al lugar y observaba la luna reflejada en el río. Selene estaba segura de que su amor era