La noche eterna
Por Alanis Carreño Enis , de 2°B Me golpearon con un palo para tirarme al océano. Y eso dolió, como lo que le están haciendo a mi hogar. Yo solo había salido del agua inocentemente para tomarme un breve descanso, pero ellos me lo impidieron. Apenas pisé tierra firme los vi: eran esas extrañas criaturas lampiñas y sin aletas, que siempre andan merodeando por aquí. Aunque nunca había visto ese grupo de… ¿Cómo es que los llaman mis amigos? Ah, sí, “Humanos”. Supuse que estaban con los que vienen con instrumentos raros y toman muestras del suelo. Ellos me agradan. Cuando me encuentran, generalmente me rascan la cabeza y dejan que los acompañe a la puerta de su casa. No viven muy lejos de donde yo estoy ahora. Estarán a unos veinte minutos nadando desde aquí. Sin embargo, al ver que este grupo de desconocidos Humanos extraían un líquido negro y viscoso desde las entrañas de la Tierra supe que no eran los mismos que viven en esa cueva de madera. Antes de que me tirar