El amor del río y la luna

Por Bianca Simone

Hace mucho tiempo en Atenas, un semidiós hijo de Poseidón, dios de los mares, se había enamorado de una joven, hija del rey. Ella se sentía atraída por el héroe, pero había un problema: era una cazadora de Artemisa y había jurado nunca enamorarse; sin embargo, lo hizo.

Una noche ella escapó para encontrarse con él en un claro en el bosque, lejos de donde se hallaban las cazadoras. El lugar era muy hermoso, estaba lleno de flores y alrededor árboles repletos de hojas.

Cuando llegó lo vio sentado en medio del claro y corrió a darle un abrazo. Se pasaron todo el día hablando y riendo. Antes del ocaso se despidieron y se marcharon cada uno por su lado, no sin antes quedar en verse al otro día en el mismo lugar.

A la mañana siguiente el semidiós llegó al claro pero la joven nunca apareció. Ya estaba oscureciendo y tuvo que volver a su pueblo para defender a los mortales de los monstruos. Cuando regresó se enteró de que la joven a la que había estado esperando todo el día había muerto, ya que era una cazadora de Artemisa y no podía enamorarse, rompió su juramento por él, murió por su amor.

Artemisa, para honrar la muerte de la cazadora, hizo aparecer en el cielo una esfera blanca brillante que iluminaba la noche.

Todas las noches el semidiós volvía al claro para contemplar la hermosa luz del cielo, a la que habían llamado Luna, como el nombre de la joven. Una noche no aguantó más su ausencia y culpándose de que Luna había muerto por él, se mató.

Su padre que había visto cómo su hijo moría, del mismo lugar donde quedó el cuerpo sin vida hizo brotar un río y se dice que él observa todas las noches desde la profundidades la Luna y ella refleja en el río su luz. 

Este texto surgió en clase, trabajando con mitos y leyendas, a partir del tema: "La leyenda del río y la luna".

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