Bullying
El chico se colocó los anteojos.
-¡Já, cuatro ojos!- le grita algún matón, empujándolo.
Él sólo se acomoda los lentes, y fulmina con sus cuatro ojos al bravucón.
-¡Já, cuatro ojos!- le grita algún matón, empujándolo.
Él sólo se acomoda los lentes, y fulmina con sus cuatro ojos al bravucón.
Por Ángela García Sempio, Stephanie N. Petrucci y Antonella Zahrelban