Blancas reflexiones

Por María Florencia Lorenzo, de 2°A

Volvía a caminar por esas blancas y desérticas tierras, desconocidas por muchos pero para mí, un desafío existencial que ronda en mi mente y no para hasta descubrir esos misteriosos suelos, ya era mi segunda vez explorando el lugar y seguía maravillándome con cada cosa que encontraba aquí, no dejaba de sorprenderme esta región.
Por eso me encontraba allí, soportando el clima polar de los -89°c, solo para poder presenciar lo que casi ninguna persona podría ver en su vida, cantidad excesiva de blanca nieve, poca fauna y belleza, pura belleza creada por la madre naturaleza.
Las ventiscas y el frío no ayudaban mucho en mi exploración, pero no niego que sentía una adoración hacia ese clima, por eso volvía siempre.
Era una persona afortunada y mucho, no todos podían cruzar por ese inhóspito e inaccesible lugar que casi nadie habita, solo varios animales como el pingüino con su traje elegante, la simpática foca, el encantador oso polar y el cetáceo que mueve las aguas más quietas y tranquiliza las más inquietas, también otras especies aún desconocidas para la humanidad, pero que tal vez algún día podría descubrir, por eso se debía mi presencia aquí.
Gracias a mis estudios que me ayudaron a la obtención del trabajo, que hizo posible mis investigaciones en la Antártida.
Caminé sobre la tundra por horas, observando la poca vegetación causada por el “permafrost”, que hacia tan característico a este bioma. Esa vegetación era conocida como “tussok grass”, exactamente así decía mi libro sobre la Antártida, también contaba que en el corto verano en la tundra se podía apreciar cómo crecían flores de colores variados, definitivamente tenía que volver para ese entonces. 
Pensar que aquí está el 80% del agua dulce que hay en el mundo, que si cuidáramos podría durarnos por mucho tiempo, gracias a los glaciares que guardan parte de ella pero que por causa del clima que nosotros producimos, se están derritiendo, y no solo perjudica la región, sino que también a los animales, como a los osos polares, que mueren por buscar un lugar para poder descansar.
Hay tantas cosas y curiosidades que oculta este lugar, no conocidos por muchos pero no ignorado por mí, con millones de misterios listos para ser descubiertos, lamentablemente además de los tesoros que oculta la naturaleza, también hay varios problemas que perjudican el ambiente como la contaminación, todo creado por el hombre.
Todas las especies de grandes mamíferos están en peligro de extinción, todas esas hermosas criaturas que describí antes y más de ellas, están desapareciendo.
Ver que este hermoso lugar con nieve, montaña y masas de hielo pueda desaparecer alguna vez me deja una duda de si otras personas podrán ver este lugar y explorarlo como hice.
Hay varios problemas, entre el calentamiento global creado por los gases que produce el invernadero y la contaminación creada por el petróleo de los barcos de pesca, que no les importa nada, que no tienen respeto para aquellos animales que perturban en su lugar donde viven, donde tiran restos de basura que ya no les sirven, pero que lastiman a los seres vivos.
Sin sentimientos, sin corazón, dejando ver el sufrimiento en los ojos de las criaturas, con preguntas que habrían querido tener respuesta, del por qué hacen esto, que aunque vean las consecuencias que causan, sigan haciéndolo.
El dolor creado por esas personas hacia los animales, no merecen ser llamados como tal, sino bestias, actúan sin pensar, sin saber que destruyen lo que para algunos es importante.
Historias y vidas, perdidas sin motivo alguno, solo por ser algo útil para aquella bestia.
Sus miradas antes del adiós.
Por no hundirse en el mar de llanto creado por ellos mismos, por el esfuerzo que se convierte en fatiga de tanto nadar por su lugar de confort.
Luchando para poder vivir un poco más, por no morir en ese momento, con angustia de no poder hacer más, sino desaparecer, en el océano, perdido.
Por no terminar y tener esperanza de que los que se creen más superiores, los que se creen más inteligentes, dejen de hacer esos actos de bestialidad y se hagan cargo de las vidas perdidas.
No desaparecer sin contar una historia.
Los pobres animales no pueden hacer nada, no pueden enfrentarse a nosotros, decir cómo se sienten, su mirada no significa nada, tratan de avisarnos que lo que estamos haciendo los perjudica y no solo a ellos, sino que tarde o temprano también a nosotros.
Algún día cuando terminemos de hacerlos desaparecer, puede que nos demos cuenta, pero en ese momento ya va a ser tarde, no va a haber oportunidad para volver atrás, de arrepentirnos de no haber hecho caso a los llamados de la madre naturaleza.
Ahora mismo ellos sufren, y mucho, por las condiciones en las que viven.
Caminé y caminé, hasta encontrar el lugar de la otra vez.
Me senté a observar desde lo alto el paisaje abstracto del lugar como la primera vez que vine, pude notar que el agua estaba más cerca que la otra vez. No dejaba de pensar que pueda ser la única en ver la belleza de la región ya explorada por mí a todo su esplendor, con cada imagen grabada en mi mente de lo que fue y de lo que dejará de ser.
Puedo sentir los llantos que hacen eco en el vacío sin fin de la vida que trata de sobrevivir y llamar la atención, de que su existencia no es inútil, de que el mundo también necesita de ella, no solo por sus reservas de agua dulce, sino por las criaturas que yacen en ella, que tampoco son inútiles, que no son una amenaza.
Que la Antártida puede ser hermosa de alguna forma, no a todos los ojos, cada uno con su gusto, pero cualquiera podrá ver un lado bello de alguna u otra forma.
Por eso me gusta estar en este lugar, porque siempre descubro cosas diferentes, que hacen que se vuelva mi suelo preferido.
Todo esto y más.
En las maravillas que todavía esconde.


Con este relato, Flor participó del 5° Concurso Literario Internacional ANTÁRTIDA EDUCA - Tratado Antártico 2015, que organiza la Consejería de Educación de la Embajada de España en Argentina y la Secretaría del Tratado Antártico. La participación en el concurso fue parte de un proyecto entre las asignaturas Geografía y Lengua y Literatura.

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